"Hay algo que debéis entender de mi forma de trabajar. Cuando me necesitáis y no me queréis, debo quedarme. Cuando me queréis, pero ya no me necesitáis, debo irme... Es un poco triste, pero es así"- película: La niñera mágica.

(Sin embargo, a pesar de mi ausencia física, me tendréis allí donde me necesiten)


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19 de octubre de 2012

La Pasión, el amor y la cotidianidad


El tema del amor es algo que nos moviliza a todos, por su presencia, su ausencia o su anhelo. Nadie escapa a él, ya sea en objetos (personas) reales, del presente, pasado o imaginarias.

Sin embargo creo que se pueden hacer diferencias entre la pasión y el amor. Muchas veces parece ser que las personas perciben a la pasión como el amor, y la caída de la misma como la despedida de ese amor que indefectiblemente toma vuelo.
Pero no necesariamente tiene que ser así.
Podemos preguntar a personas que llevan un tiempo juntos si están "enamoradas" y esa pregunta se les suele hacer complicada y difícil de responder. El tiempo, la cotidianidad y la repetición de rutinas pueden dejar ocultos sentimientos pasionales que en general se entienden como amor. Con lo cual, o se responde como compromiso "lo/la amo", o se confiesa que a esa persona se la quiere.
Pero vamos a ir por partes.
¿Qué diferencia podemos imaginar entre la pasión y amor?
Supongamos que podemos tener pasión por un objeto anhelado. Y si éste es muy valioso lo cuidamos con esmero, le dedicamos nuestra atención, es decir, ponemos allí nuestras pulsiones y deseos.
En las relaciones, cuando comienzan, pasa algo similar. Hay pasión, porque el objeto deseado es valioso en tanto no es propio... aún. Parece ser que la pasión tiene que ver con ese anhelo del futuro que se desea con la persona y la posibilidad de que no suceda ya que se está en los albores de la pareja. Se vive "pasionalmente" cuando eso que se desea es susceptible de ser perdido. De ahí que en algunos casos cuando un miembro de la pareja es un tanto pícaro/a, la otra persona lo busca el doble y suelen tener mejores relaciones sexuales inclusive.
Entonces al principio, durante un buen tiempo, hay pasión, hay deseo, está ese "querer que esté conmigo toda la vida" pero hay otro saber que dice "pero puede que no". Eso hace que las pulsiones corran salvajemente hacia esa persona o figura que se tiene de la misma e intentemos tenerla para nosotros mismos.
Pero hay un problema y solución a la vez... que en algún momento se siente que esa persona va a estar para siempre (al menos desde lo imaginario) con el pretendiente. Y ahí la pasión comienza a decaer.
Esto pasa por diferentes motivos. Vamos a intentar explicar algunos:
1) Lo primero es que en la medida que menos conocemos a alguien, más lo podemos fantasear como queremos, es decir, que esa persona puede ser más perfecta para uno (fálica) ajustándose a ese modelo de amante que cada uno formó en su historia. Con lo cual, a más se conoce la persona más decae ese otro que tenemos en frente como persona perfecta para el amor.
2) Pero también tiene su contra-cara, ya que a más se conoce la persona, también se lo quiere por aquello que es. Es verdad que hay una pérdida de un ideal de amor, pero aparece, aunque sea a trozos, esa persona que es querible por quien realmente es (y sigue ajustándose a nuestro modelo).
3) Después de un tiempo (suele ser 2 o 3 años) la pasión termina de caer. Pero claro, cada caso y pareja es un mundo aparte. En algunos casos al no sentir dicha intensidad del deseo suponen que por ello todo se ha perdido y prefieren dejarlo. Y otros, que tienen una perspectiva de futuro con el otro, siguen el camino. Un camino llamado cariño. El mismo se va construyendo con el conocer al prójimo y con poder aceptar que estará con uno.

¿Con esto qué quiero decir? Que la pasión suele estar ligada a la pérdida, o mejor dicho, a la posibilidad de la pérdida. Se anhela aquello que se puede perder y se desea aquello que no se tiene.
Una persona nunca se enamora de otra persona, sólo de aquello que representa para la misma. Es decir, cada uno tiene su propio modelo de amor y si la persona no se ajusta al mismo, no se enamora. Es como tener un formato previo que el otro va a ir ocupando. Cuando no se lo conoce sólo es relleno de ese formato y es perfecto, pero a medida que se lo va conociendo va tomando una forma particular que ya suele traer la consecuencia de la queja. Aunque puede pasar lo contrario, a partir de realmente conocer a alguien que en principio no se ajustaba, al conocerlo bien, toma esa forma que se tiene previa en el imaginario de uno y así se enamora.
Veamos que muchas veces una pareja se queja de su partenaire porque justamente "no es quien quiere que sea" o como dicen en programas de televisión "te traigo para que cambies"... ¿para que cambie qué? ¿Acaso no lo ama? Pues no, ama a un formato previo del amor.

Ahora cuando estas primeras épocas de la pasión pasan, aparece otra forma del amor, mucho más tranquila quizás, e inclusive podríamos llamarla "discreta" y se trata de esa forma de cariño.
Pero la pregunta es cómo se sostiene una pareja en el "querer". Yo siempre lo explico gráficamente. Imaginemos que una persona tiene sobre una hoja una escena dibujada. Es una escena de amor. Se ve del lado izquierdo de la misma, hay una chimenea, una casa con unas características, una decoración peculiar y un mobiliario. Esa es la escena de A. Pero también tenemos a B. Esta segunda persona tiene otra escena, similar, no igual, pero se encuentra en el lado derecho de la escena. Cuando se juntan las escenas de A y B se superponen y forman "AB". Son siempre dos imágenes superpuestas, son dos ilusiones, dos proyectos de vida, dos deseos que pueden enlazarse, combinarse y así tener un proyecto de vida común. En realidad en cada dibujo, tanto de A como de B, había un espacio vacío para que el "otro" ocupe ese lugar. Un espacio con una forma relativamente predeterminada, pero se da que los dos encajan casi perfectamente y ahí se forma la pareja. De ahí comienza una relación, donde primero se fantasean, se desean, se apasionan y luego se conocen y ven que más o menos se ajustan a sus propios sueños pero ahora juntos. Y ahí, cuando cae la pasión, aparece ese proyecto de vida juntos, esas dos películas que se superponen y forman una tercera imagen que es la de la pareja.
Y en ese andar, en ese pasaje aparece el cariño, aparece la cotidianidad. Y la misma es un tanto engañosa lamentablemente. Porque puede haber momentos de ternura, de amor, sexo, etc. Pero como son cotidianos, se ven como "light's" (suaves), se aprecian como un "estar", como un "pasar el rato" de forma confortable. Y ahí, con los años la pareja se pregunta si se aman o simplemente se quieren. Puede aparecer el fantasma de otro amor, ese que seguro que es más perfecto del que se tiene (el ideal del amor) y que seguro que hará todo bien... Pero se sabe que ese ideal nunca será cubierto del todo (y otras se ignora esto produciendo un eterno malestar e inclusive un corte de relación).

Y así, en lo cotidiano, nacen todos esos pequeños momentos, ese ver una serie favorita mirando la tele, salir a tomar algo, despertar de cierta manera, viajar, etc.
Pero este escrito pretende dejar un mensaje que a veces está oculto en lo obvio...
A veces, esa rutina se rompe por un evento que propicia un corte de relación, y en ese momento se vive la angustia, la pérdida, la desesperación, ese vacío angustiante que no permite vivir y es en ese preciso momento donde la persona se da cuenta, que todo el amor sentido pasionalmente, estaba distribuido y diluido en ese café con leche de la mañana, en ese abrazar antes de dormir, en ese preparar el cepillo de dientes para la pareja, en ese acostarse tapados con una manta para ver una película o simplemente en ser aceptado y amado como se es. En esa posibilidad de pérdida aparece la pasión nuevamente y se siente pasión ya no sólo por la persona que se puede llegar a perder, sino por cada momento cotidiano y no cotidiano que se vive con esa persona.
Entonces, podemos decir, que la pasión y el amor, con el proyecto de vida se transforma en esa cotidianidad que nos deja tranquilos, en ese equilibrio que hoy llamaremos amor.

Sergio Alonso Ramirez
Psicólogo - Psicoanalista

PD: Todo aparato psíquico y físico tiende a la homeostasis, al equilibrio, y allí también podemos encontrar el amor, pero no como desequilibrio llamado pasión sino como el equilibrio llamado amor.


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