"Hay algo que debéis entender de mi forma de trabajar. Cuando me necesitáis y no me queréis, debo quedarme. Cuando me queréis, pero ya no me necesitáis, debo irme... Es un poco triste, pero es así"- película: La niñera mágica.

(Sin embargo, a pesar de mi ausencia física, me tendréis allí donde me necesiten)


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5 de febrero de 2013

El Maltrato Social: Dos países, dos regímenes y dos consecuencias

Artista: Jorge Gomes Matheus
www.jmatheus.es
En cada cultura, como en los sujetos, su historia deja cicatrices. Algunas sangrantes y otras imperceptibles. En todo caso la cultura hace que dichas consecuencias de su historia lleguen a un momento en que se hacen imperceptibles, como aquella mancha de humedad en la casa de un particular que se hace invisible a los ojos de sus habitantes.

Cuando llegué a España algo me llamó profundamente la atención: En el momento que alguien se revelaba, o faltaba a su trabajo, o no podía asistir, todos los compañeros al unísono reclamaban que era "un mal compañero". Ninguno se planteaba por un segundo que el responsable de no reponer un recurso humano (o físico) era el propio empleador.
Ante esto lo primero que hice en aquellos años fue preguntar porque le echaban la culpa al compañero y no al empleador que era quien tenía los recursos y responsabilidad de cubrir dicho puesto. Y la respuesta fue siempre la misma, rotunda y clara: "Es que la empresa no lo va a hacer, entonces el compañero es malo porque nosotros tenemos que cargar con su trabajo".
Era paradójica dicha respuesta ya que en la misma volvían a transferir su frustración contra el más débil y no el responsable que a su vez por su propia situación tenía poder de reparar dicha falta.

Con lo cual uno se pregunta de dónde puede venir esta relación particular con la autoridad y poder.

A priori podríamos pensar que es por haber tenido una larga historia de dictadura y que eso dejó una marca. Sin embargo, en Argentina, de donde soy oriundo, también tuvimos dicho régimen y no ha habido esa consecuencia... pero si otras.

Quizás si analizamos como fue cada una podamos ver las cicatrices que han quedado impregnadas en las diferentes sociedades.

En Argentina el régimen militar, al igual que en España, accedió a través de la violencia. Sin embargo se diferenció en ciertas características que son capitales.
Luego de que terminará el proceso militar, comenzaron a aparecer las diferentes atrocidades que habían realizado aquellos gobernantes. Se trataba de secuestros, torturas durante largos períodos, y toda una red donde podían hacer que "desaparecieran" lo que ellos consideraban como enemigos. Todo el que fuera sospechoso de tener "algo que ver" con "alguien" que estuviese implicado en algún tipo de resistencia era susceptible de ser devorado por la "nada". Todo lo que implicara el pensar y razonar era abatido, por ende hay largas listas en la facultad de psicología, filosofía y letras, entre otros, de jóvenes "desaparecidos". Pero la pregunta es ¿Cómo y cuándo se sabe esto?.
Se supo al final de dicho régimen. Los delitos fueron escondidos, oscuros, como sí a pesar del poder que ostentaban sabían que estaban haciendo el mal. Y como delincuentes se les descubrió, repudió y luego de muchos años de esfuerzos, de lutos interminables, de intentos de reparación (con mayor o menor éxito), se terminó juzgando a aquellos involucrados.
Socialmente la gente aprende a reaccionar a su historia de forma concreta. Y la frase que quedo flotando es: Fue una época oscura, ilegal, terrible, dolorosa y que en cuanto se supo había que luchar por condenar todo lo sucedido.
La frase que quedó también impregnada en al cultura fue el "no te metas". Que se refería a que si alguien se involucraba podía "desaparecer". Sin embargo, hubo un crimen y se busco un castigo.

Ahora, cuando hablo en España con toda la gente que conozco parece que la historia impregnada en sus habitantes fue muy diferente. Franco en su ejercicio también fue un dictador, pero la diferencia fue que su forma de acabar con sus enemigos se sucedió de forma muy distinta. A viva voz anunciaba quien decidía que era malo (o rojo) y que se lo ejecutaba porque a él así le parecía. Los asesinatos, el abuso de poder era, en este caso, explícito. Todo lo que el generalísimo quería se hacia y hasta la vida de los demás pendían de sus decisiones.
Esto parece ser que dejó una marca muy diferente a la de Argentina. Primero porque todavía se escucha partes de la población que reclama que esto era bueno. Segundo porque todavía tiene especie de monumentos con su nombre (El valle de los caídos). Y por último es que terminó su ejercicio cuando murió.
Estas características hacen que las cicatrices tomen otros matices muy diferentes.
El primer mensaje que parece haber quedado es: El poder no se puede tocar ("es que ellos no van a cambiar nada")
Que el que quiere maltratar lo puede hacer y no tener ninguna consecuencia, inclusive puede hasta ser reconocido.
Por último que un sujeto es pasivo ante el poder.

Creo que es importante poder hablar de esto, en especial para los españoles que están inmersos en dicha cultura y muchas veces lo tienen aferrado a su psique como si de genética hablásemos.
Escucho constantemente como los que tienen poder pueden hacer y deshacer lo que les parece y los demás suponen que lo único que queda es obedecer y nada más (podemos agregar el quejarse pasivamente pero nunca actuar). Evidentemente no le pasa a todos, pero si parece estar instaurado como una generalidad.
Me cuenta mucha gente como ha sufrido de mobbing o acoso laboral, y lo llamativo no es que sea un caso aislado, sino como socialmente todos están "secretamente de acuerdo" con que los que tienen poder lo hagan (como si hablásemos de una frustración incorporada). La falta de vías de comunicación entre los superiores de diferentes escalas con los empleados para poder denunciar estas actitudes, la falta de consideración para con hombres y mujeres, especialmente embarazadas, y todo tipo de actitudes donde cada persona que tiene una cuota de poder tiene la libertad y falta de control para poder hacer "lo que le plazca" al igual que el generalísimo hace que esta escena se repita simbólicamente en diferentes ámbitos de la vida cotidiana.

Esto es un poco como cuando vemos por televisión que se incendia un local y se muere mucha gente y todos ponen caras de sorpresa e indignación, cuando en realidad nadie se plantea que no hay ningún tipo de control sobre estas cuestiones ni inspecciones sorpresa, ni nada. Tal que el que lo hace mal lo puede hacer "hasta que lo pillen"... pero si tiene poder inclusive puede salvarse, total... "nada se puede hacer con ellos"... bueno... quizás algún monumento.

Esto tiene que ver con un artículo anterior que habla de la "ley del padre" y cuando en una sociedad se admite o no que el que tiene poderío está exento de dicha ley. Cuando lo está, aparece la perversión, es decir, hacer lo que le plazca.

Para terminar me gustaría relatar un evento que me llegó hace poco. Una persona va a una reunión con su jefa y la superiora de la misma. Llega y estaba sólo su jefa. Muy prístina trabajaba, se ponía a fregar (que obviamente no era su función) y se mostraba muy obediente con aquello que esperaban sus jefes de ella (jefes que presentan un modo de liderazgo autoritario). Sin embargo cuando se sientan los tres, en un momento, el empleado mientras charlaba, da noticias sobre irregularidades que habían sucedido (mobbing).
Obviamente, en un lugar donde hay una cultura empresarial, lo primero que se hace es detectar eso, averiguar qué sucedió, si sigue la misma persona en otra sucursal, e intentar reparar, aunque sea el presente. Es decir, hablamos de profesionalidad y de poder realmente estar al tanto de lo que sucede en la empresa y evitar abusos.
Pues las dos jefas, rápidamente cambiaron de tema y se ciñeron al que estaban hablando que era algo más operativo. Como diciendo "problemas no queremos escuchar, queremos que nos digas que sí a esto y ya".
Se comportaron como mujeres maltratadas que no quieren saber nada de salir del circuito de maltrato. Es decir, con una actitud masoquista. Pero a su vez hay que entender que para ellas comprender lo que sucedía tampoco les servía ya que estaban en un sistema que generaba abusos y en el cual a su vez también eran abusadas (nada más que en su caso lo viven con una cuota de goce). Eso sí, ellas el significante "masoquista" lo cambian por "profesionales". Como el que asesina porque se lo dice el superior y cambia "asesinar" por "obedecer".

Hace poco me hicieron una pregunta ingenua con respecto a la época franquista: ¿Pero esa generación ya está quedando atrás, en realidad no tendría que ver...?
Y le contesté: Piensa en la cultura como un bote de pintura blanca, si le echas un vaso de pintura roja y lo mezclas ¿Te queda blanca?
Me contesta que no
¿Y si le echas más pintura blanca, vuelve a ser blanca?
No
Pues será cuestión de muchas generaciones para que se vaya blanqueando nuevamente esa pintura.

Desde estas reflexiones podemos entender muchas otras cuestiones que pueden estar influenciadas a nivel social por estos hechos. Observemos que se dice mucho "es que España siempre fue paternalista", cuando se quiere explicar que se encuentran en una sociedad del miedo, que por un lado se resiste al cambio y por otro se entrega pasivamente al amo de turno para que le solucione la vida (ya que nadie es más capaz que el amo).
Los pisos se han comprado en el fondo... por miedo, miedo a no tener nada, y como todo síntoma se muerde la cola, por ese miedo se cumplió el mismo, quedarse sin nada (los delirios sobre los precios y demás era una forma de protegerse del miedo).
Por miedo nos volvemos pasivos, y luego, cuando el barco se hunde ya la gente ni se mueve.
Tenemos una generación ni-ni, que también se muestra pasiva frente a una realidad. Otros que solo quieren "un trabajo seguro" denunciando la inestabilidad y el miedo que marcó a este país.
Al igual que los pacientes, la sociedad se ciñe un tema (a un tipo de maltrato), al de la mujer en este caso, pero más como una forma de no querer ver el maltrato que se ostenta en toda una sociedad y realmente fomenta al otro. El maltrato del trabajador, del atemorizado, de los gobierno que no controlan a quien tiene poder, de la falta de sensación de seguridad, de la falta de medios judiciales y físicos de asegurar los derechos, etc. Cuando la gente ve ilegalidades y no ven que se castiguen o controlen, ese es el primer maltrato que aparece y da lugar a la perversión de satisfacerse a costas de otro.

Por esto también hablamos de la caída del nombre del padre, de la caída de una ley (no necesariamente escrita) que sostiene a cada uno y todos los integrantes de una sociedad. Cuando cae dicha ley aparece la perversión social y , dependiendo de su historia, repiten sin ningún tipo de control aquello que aprendieron, en este caso, el maltrato y abuso.

Quizás lo interesante de todo esto es la sinergía que se produce en una sociedad, dónde la misma sostiene inconscientemente el propio sistema que tiende a perjudicarle.

Sergio Alonso Ramirez
Psicólogo - Psicoanalista

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