"Hay algo que debéis entender de mi forma de trabajar. Cuando me necesitáis y no me queréis, debo quedarme. Cuando me queréis, pero ya no me necesitáis, debo irme... Es un poco triste, pero es así"- película: La niñera mágica.

(Sin embargo, a pesar de mi ausencia física, me tendréis allí donde me necesiten)


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20 de febrero de 2017

Los positivos, los odiadores y los delirios sociales




Diferentes analistas encuentran que lo que se ve en los consultorios hoy en día no es tanto la histeria y la obsesión, sino las misma pero con nuevos formatos, más precisamente de boderline (trastorno límite de la personalidad). 
Pero no como un boderline excesivamente grave sino más bien como estructuras que colindan entre lo psicótico y otra estructura del tipo neurótica. Pero el aspecto delirante que se aproxima a lo psicótico es más bien un discurso social que facilita que el sujeto entre a vivir una especie de irrealidad absurda y descontextualizada donde realmente pretende creer en una vida sin falta y que todo se puede incorporar desde fuera. El sujeto se entrega como un tributo al otro, se convierte es un objeto de consumo, es mirado, tocado, observado y, según parece, es la única oferta que se le da, especialmente a los jóvenes. La realidad es de color rosa o celeste y los unicornios son casi existentes. La vida es como estos programas americanos donde todos tienen blanqueados los dientes, cada palabra esta medida, incluso en los supuestos realities de diferentes tipos. Es más, tan evidentes son que todos hacen lo mismo. No hay ninguno que les baje los dientes a trompadas, les prenda fuego la casa que no les gusto, les diga que es una mierda y como lo van a compensar, etc. Es todo una realidad “ideal”. 
Es como vivir en esas películas americanas de un pueblo de los años 70’s donde nada sucedía y todo era perfecto. A pesar que luego había drogas, racismo, machismo, injusticias, etc, etc. 

Esto nos da cuenta de sujetos que llegan muy angustiados, pero a su vez, perdidos en sus propios deseos y valores. 
Cuando en psicoanálisis hablamos de la caída del nombre del padre, es la caída de esa figura-función que da un soporte al sujeto y que luego le permite aferrarse a ciertas leyes, imágenes o guías que lo acompañan en su andar. Al caer dichas figuras el sujeto queda expuesto a un mundo con normas muy proyectivas como la compulsión a la incorporación, a la repetición de ideales impuestos, o al menos mostrados por autoridades comunicativas, y así intentar repetir, no sólo formas de vida sino obligarse a sentir de una manera particular. 

Porque aquí no se trata solo de que se nos muestren idioteces sino de que el sujeto estima que también debe mostrarse idiota, sentir de forma idiota, y ser, principalmente, infinitamente feliz, alegre, completo e... una vez más, idiota. 

Incluso lo veo en profesionales de la salud mental que suponen que nosotros, que transitamos las penurias del sujeto, los sufrimientos, los celos, odios, envidias, alegrías, amores, deseos de aniquilación, etc, tenemos que estar, como si fuésemos nuevos religiosos o animadores de hoteles, hablando de felicidad todo el tiempo. Entrando en estos bucles de “te muestro como ser feliz” o “como valer más”, y dan “técnicas de como manejar tal o cual trastorno”, “técnicas para ser más feliz con tu pareja” e “instrucciones” varias, ya que cada persona, pareja o grupo tiene sus peculiaridades, sus glorias, penas, cosas positivas y negativas. 
Parece, que incluso los profesionales, se hacen impermeables al sujeto de verdad y en pos de pensar que también van a ser consumidos, se convierten en aquello que el delirio social pide “una alegría infinita y motivadora”, que lo único que hace es darnos, más tarde,  trabajo a los que tratamos con la ansiedad.
Y no confundamos los conceptos. No es que no hayan muchas cuestiones alegres o positivas, pero cuando se niegan las cuestiones del sujeto, las entrañas, proponemos una forma de adicción a la negación. Presentamos que la sanidad es un sujeto que vive en una propaganda de colores saturados. 

Digamos que esta falta del nombre del padre, que es algo profundo y social, no sólo se expresa psiquicamente en falta de estructuración en el sujeto frente a la adversidad, sino también en la construcción del mundo sin faltas, y como mucho con pequeños detalles incómodos, pero no con cagadones atómicos que angustian de verdad. 
El otro día, en un programa, un chico decía que trabajaba con chicos con síndrome de down y la chica contesta, automáticamente, “que bien!!!! – con todo alegre y condescendiente – que lindo debe ser”... ¿Qué sabrá ella de esa labor? Pero cómo se dice que eso es de gente buena... ¿Y ella qué sabe si no lo hace por puro narcisismo para que le digan eso? ¿O que lo hace por culpa de odiar a su hermano down que le quito gran parte del afecto de la madre y padre?. En todo caso hay que decir que es algo “genial”. 
Yo siempre digo que un ejemplo de la diferencia  entre un psicólogo y un psicoanalista es que si alguien llega llorando a la consulta y dice que es fea/o, el psicólogo lo intentará convencer que no es así y el psicoanalista le preguntará: ¿Como es eso? Cuénteme. 
No hay un obturar aquello que trae, ni sofocarlo, sino ver de donde viene esta cuestión tan subjetiva, que se ha construido a través del Otro. 

Sin embargo, frente a esta tendencia social donde todo es super genial, especialmente en todas las redes sociales, aparecen otras corrientes muy interesantes, políticamente incorrectas pero que, a pesar de parecer los “delirantes” son los que traen un poco de contraste a esta “presión de cheerleader americana” (animadora) que se ejerce en la gente. 
Son los llamados Haters (odiadores), que justamente dicen todo lo prohibido, lo que no hay que decir, los que se animan a no mostrarse perfectos y aún así aguantar si no son “amados por parecer como se espera de ellos”.
Parece que el delirio en las redes sociales viene con su contrapuesto. A amantes de “seres de luz” y “que tengas un día radiante” aparece su contra cara que dice “puede que tu día sea una mierda, y te aguantes como todos”. 

Aunque parezca cruel, el aprender a joderse, es importante. Es aprender de la falta y que hay cosas que hay que aguantar, te gusten o no, pero “es lo que hay” (como dicen aquí en España). Es poder asumir la falta, es saberse no completo, es, a la vez, separarse de la mirada materna que ama a su hijo/a completo/a. Es poder entenderse como todos en falta y poder realmente ser más empático. También se trata de que cada sujeto a partir de sus faltas y de sus capacidades pueda construirse la vida más feliz posible, pero no, como se propone, negarla. 

Hasta parece un chiste, pero no se dan cuenta que cuando se muestran tan perfectos, tan idílicos, como en estos programas americanos donde todo es lujo, dinero e idiotez, hacen que mucha gente se lo crea y se sientan muy mal con sus vidas. Hay gente que realmente se cree todo ese discurso. Ahora imaginen qué pasa cuando eso se les cae. Ahí aparece el sujeto disociado de la realidad, uno que vive en un mundo que ni siquiera existe y que ahora la labor terapéutica es mas profunda aún. 

Recuerdo cuando nos enseñaban que luego de los programas “Dinastía” y “Dallas”, el ratio de robos en USA se disparó. El sujeto vio allí delante una realidad que no podía alcanzar, pero que podía intentar robar. 

Aquí les dejo un vídeo de una “Hater” que si no nos quedamos en aquello superfluo podemos escuchar que lo único que hace es expresar algo que le puede suceder y sentir a mucha gente pero que ahora no se dice porque “hay que ser positivo”. 




La negación no es una forma de vida, sino una forma sintomática de chocar con la realidad de cada uno.

Sergio Alonso Ramírez 
Psicólogo - Psicoanalista.

2 comentarios:

  1. Se te extrañaba Sergio!
    Genial texto!
    Voy a ir a buscar yo tambien a mr wonderfull!
    Gracias por sacarme una sonrisa!!!

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  2. Muy muy bueno!! Felicitaciones! Tus videos y blog me hacen reflexionar y aprender del Psicoanálisis y de nosotros los sujetos.
    Gracias!!
    Abrazo de luz! jeje

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